Indi Gregory, la bebé sentenciada a muerte 

Un sistema que, en apariencia, está a la vanguardia del progreso se opone a mantener a una bebé con vida. Esto es lo que se ha determinado para Indi Gregory, una pequeña inglesa de ocho meses que padeció una enfermedad mitocondrial y requería de un soporte vital, pero le fue negado a través del fallo de un tribunal británico, que consideró que propiciar la muerte es actuar en pro del interés superior del niño.

Al observar esta situación, el Gobierno de Italia le concedió la nacionalidad a Indi para que pueda ser atendida con mayor prontitud en el hospital Bambino Gesù de Roma, que se ofreció a tratarla; sin embargo, el Tribunal Superior de Londres no accedió al traslado, de forma que le negó, una vez más y de forma arbitraria, la oportunidad de vivir.

Frente a la complejidad del asunto y los argumentos empleados por aquellos que estiman que la vida de Indi no merece ser protegida por requerir de soportes “onerosos y causantes de dolor y sufrimiento”, como señaló el Dr. Russell en un informe, el Observatorio de Bioética (UCV) expone que “las razones aducidas en el sentido de que el paciente presentaba angustia y dolor no parecen consistentes, dado que son síntomas que podrían controlarse con cuidados paliativos adecuados”. Es decir, mientras el Estado Italiano ofreció sin coste alguno aquellas atenciones que Indi requiere, el gobierno de su país natal la condenó a morir; esta clase de situaciones naturalmente podrían desbordar a cualquiera y eso es lo que sucedió con su padre, Dean Gregory, quien expresó “cuando estaba en el tribunal sentí como si me arrastraban al infierno”.

El día sábado el proceso de desconexión fue iniciado, fuentes cercanas indicaron que Indi sobrevivió a la extubación y que hacía uso de una máscara para respirar que solo le permitirían usar determinado tiempo, de modo que luego de retirarla la asfixia sería inevitable. La “muerte digna” en estos casos, contrario a lo que comúnmente se imagina cuando se habla de ella, se da de forma forzada y como se ha observado hay alternativas que, sin embargo, son superadas por la coacción. En el Reino Unido, debido a su legislación, las competencias de un Tribunal son más amplias que la de los padres sobre sus propios hijos. Tales han sido los casos de otros pequeños que han fallecido, como Charlie Gard y Alfie Evans, a quienes años atrás también se le denegó el traslado al hospital de la Santa Sede que, al igual que en el presente caso, se ofreció a brindarles soporte. 

Hoy a tempranas horas se comunicó que Indi Gregory falleció. Sin lugar a duda, es un duro golpe para todas aquellas personas de buena voluntad que saben que todos somos dignos de vivir y que para que ello sea así no se requiere de la estimación de un grupo de jueces. Resulta irónico que se haga lo posible por facilitar los medios cuando los padres quieren acabar con la vida de sus hijos, como se da con la práctica de abortos, y no cuando sucede lo contrario; de esta forma, pareciera que proteger la vida de un hijo ha pasado de ser un imperativo moral a un acto heroico.

Blog de WordPress.com.