La Revolución Mexicana fue un proceso muy complejo lleno de escaramuzas, bandos beligerantes, traiciones, golpes al status quo a la par de un intento acelerado de modernizar al estado mexicano que necesitaba establecer una nueva constitución con separación de poderes y una reforma agraria. Desde 1920 cuando el Partido Laborista fue elegido para guiar el destino del México moderno, casi no hubo alternancia de poder y tuvieron que pasar casi 100 años para que un partido de izquierda llegara al gobierno.

Porfirio Díaz estuvo en el poder casi 30 años durante el siglo XX cuando estalló la revolución que buscaba un cambio en el status y una real alternancia en el poder, lo que no sabían los revolucionarios de ese entonces es que el siglo posterior traería consigo una supremacía política del nuevo grupo de gobierno: el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Durante casi ese siglo de gobierno, el PRI ha llevado sus políticas de centro derecha apoyados por el Partido Acción Nacional (PAN), que llegó a ocupar solo 2 veces el gobierno, y sacaron adelante el desarrollo industrial de México elevándolo a la categoría de potencia regional y potencia de los países hispanoamericanos. Por su historia, su extensión, su riqueza en recursos, poderío militar y su capacidad diplomática, México siempre estuvo en el pedestal de los países hispanohablantes en la representación internacional.

A lo largo de los años el PRI, en su dominio, fue altamente criticado por la gestión de su hegemónico poder y por los dudosos y ajustados resultados de los que salieron victoriosos, como con Carlos Salinas de Gortari (1988) y luego con Enrique Peña Nieto (2012). El rol que jugaron los últimos presidentes entre ellos los provenientes del PAN (Fox Quesada y luego Felipe Calderón) no lograron hacerle frente a los problemas de inmigración hacia Estados Unidos y los que recibían de Centroamérica, ni mucho menos al narcotráfico ni a la informalidad. Es así como el descontento hacia la clase política llevó a los mexicanos a mirar al costado y apostar por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) como una opción.

El ascenso de este partido político de orientación hacia la izquierda simbolizó el descontento popular a la tradición PRI-PAN pero trajo grandes consecuencias sociales. Estos dos partidos supieron mantenerse en el poder gracias a fuertes alianzas partidarias y denuncias de corrupción de funcionarios y jueces, irónicamente México también registra un preocupante índice de candidatos a la gestión pública que fueron asesinados. La narrativa literaria en la música, el cine y la redacción periodística ha colaborado con el desarrollo de la cultura popular que dicta que México no tiene un clima de seguridad para opositores políticos, ni opositores a los cárteles de la droga.

Falta poco para la salida de Lopez Obrador en México, no quería irse sin deteriorar la campaña diplomática con el Perú desde que no reconoció la sucesión democrática producto del golpe de estado de Pedro Castillo, asiló a su familia y debilitó las relaciones diplomáticas al ir retirando poco a poco sus funcionarios consulares en Lima, evitando a toda costa la entrega de la «presidencia pro tempore» de la Alianza del Pacífico, y decretando la solicitud de visas de turismo para peruanos con altos y difíciles requisitos. De la misma forma también se desgastaron las relaciones con Argentina, aunque en este caso sí podemos hacer un examen inverso puesto que, conociendo el ímpetu de Javier Milei y su discurso, era inevitable que el gobierno mexicano proteste por sus expresiones contra su presidente y el partido dominante. Ni hablar de las relaciones con Ecuador, las cuales llegaron a su punto más bajo tras la intrusión de las fuerzas del orden andinas a la embajada mexicana.

Posterior a Lopez, México no verá un escenario político muy diferente con la nueva presidenta, las relaciones tensas que tiene con algunos países pueden apaciguarse debido a que Sheinbaum no tiene el mismo carácter que Lopez sino que parece más conciliadora, aunque igualmente tajante con sus decisiones. El cambio de paradigma en la política mexicana no empieza con Claudia Sheinbaum porque sea la primera mujer presidenta de México, sino que comienza con la caída del status del PRI y su aliado PAN (partidos políticos) que dominaron la política mexicana durante 70 años. Resulta paradójico que los mexicanos realizaron una revolución con implicancias internacionales para rechazar un régimen de 30 años de dictadura para luego ceder el gobierno a un mismo grupo político durante casi 1 siglo, es por ello que que esta mirada hacia la izquierda pareció una nueva revolución solo que esta vez, democrática. La apuesta por AMLO pudo ser un riesgo o una prueba, pero, ¿habrán cometido un error los mexicanos al confiar nuevamente en MORENA? El tiempo lo dirá.

Podemos concluir entonces que, basándonos en la experiencia política y la relación partidaria entre AMLO y Sheinbaum, el siguiente gobierno buscará en términos generales, continuar el legado del partido MORENA. La sucesión democrática no será un problema dado que han vuelto a conseguir la mayoría calificada en el parlamento y también renovaron su voto de confianza con el pueblo mexicano que la eligió por mucho entre las demás fuerzas políticas.

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